El retrato de todas las familias según el mejor humorista de todos los tiempos. «En esta familia no hay jefes, somos una cooperativa». Lo dijo Mafalda cuando un vendedor llamó a su puerta preguntando si el jefe de la casa podía salir al rellano. Evidentemente, la niña entendió que en los tiempos que corren eso era una tontería. Rebelde, inteligente e idealista, Mafalda comprende mejor que cualquier adulto que en su casa no debería haber estereotipos. La familia sin apellido de Mafalda es algo más que una foto en el mueble-bar: quiere más. De hecho, desde la primera viñeta hasta la última, emprende un viaje para defenderse de la vulgaridad a la que parecía abocada, para salir de la monotonía, para demostrar que la normalidad no existe y que las bases de lo que significa "ser familia", en todo caso, las pondrá cada uno de ellos. La crítica ha dicho... «Como buen clásico, no solo aguanta la revisión de los años, sino que va ganando en contenido.» El País «Por todas esas dudas que genera sobre mí misma, Mafalda sigue siendo una Biblia. El más honesto de todos los libros sagrados. El que debemos mostr